lunes, 3 de marzo de 2014

Romance del Conde Olinos - Joaquín Díaz.



Romance del conde Olinos

Madrugaba el Conde Olinos 
mañanita de San Juan, 
a dar agua a su caballo 
a las orillas del mar. 
Mientras el caballo bebe 
canta un hermoso cantar, 
las aves que iban volando 
se paraban a escuchar. 
Bebe, mi caballo, bebe, 
Dios te me libre de mal, 
de los vientos de la tierra 
y de las furias del mar. 
La reina lo estaba oyendo 
desde su palacio real. 
Mira, hija, como canta 
la sirena de la mar. 
No es la sirenita, madre, 
que esa tiene otro cantar, 
es la voz del Conde Olinos
que me canta a mí un cantar. 
Si es la voz del Conde Olinos
yo lo mandaré matar, 
que para casar contigo
le falta la sangre real. 
No le mande matar, madre,
no le mande usted matar, 
que si mata al Conde Olinos
a mí la muerte me da. 
Guardias mandaba la reina 
al Conde Olinos buscar, 
que le maten a lanzadas
y echen su cuerpo a la mar.
La infantina con gran pena
no dejaba de llorar; 
él murió a la medianoche
y ella a los gallos cantar. 
A ella como hija de reyes
la entierran en el altar, 
y a él como hijo de condes
cuatro pasos más atrás. 
De ella nació un rosal blanco,
de él nació un espino alvar;
crece el uno, crece el otro, 
los dos se van a juntar. 
La reina llena de envidia
ambos los mandó cortar, 
el galán que los cortaba
no dejaba de llorar. 
De ella naciera una garza,
de él un fuerte gavilán, 
juntos vuelan por el cielo,
juntos se van a posar.

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